Todo tenía un fin: avanzar en la investigación para que la acusación contra Garduño fuera débil, parcial y por un delito menor: ejercicio ilícito del servicio público. Esta fue la misión que se propuso Ana Lorena Delgadillo Pérez, una valiente abogada que luchó incansablemente por la justicia en el caso de Garduño.
Desde el comienzo, Ana Lorena tuvo claro que la investigación a Garduño debía ser por homicidio, ya que las organizaciones habían pedido a la Fiscalía que se le acusara por comisión por omisión. Sin embargo, no fue una tarea fácil. La defensa de Garduño era poderosa y contaba con recursos ilimitados para tratar de desacreditar a Ana Lorena y a su equipo.
Pero ella no se dejó intimidar. Con determinación y coraje, se adentró en un camino lleno de obstáculos y desafíos. Sabía que la verdad estaba de su lado y que no podía permitir que la justicia fuera manipulada por intereses ajenos al bien común.
Durante meses, Ana Lorena y su equipo recopilaron pruebas, entrevistaron testigos y analizaron minuciosamente cada detalle del caso. No descansaron hasta tener en sus manos todas las pruebas necesarias para demostrar la culpabilidad de Garduño en el homicidio.
Pero su trabajo no se limitó solo a la investigación. Ana Lorena también se encargó de sensibilizar a la opinión pública sobre la difusión de este caso y de la necesidad de que se haga justicia. Organizó manifestaciones pacíficas, dio entrevistas en medios de comunicación y utilizó las redes sociales para difundir la verdad.
Gracias a su incansable labor, la sociedad se involucró en el caso y exigió a las autoridades que se hiciera justicia. Las organizaciones que apoyaban a Ana Lorena también jugaron un papel fundamental en este proceso, brindando su respaldo y su experiencia en la lucha por los derechos humanos.
Finalmente, llegó el día del juicio. Ana Lorena y su equipo presentaron todas las pruebas recopiladas y demostraron sin lugar a dudas la culpabilidad de Garduño en el homicidio. La defensa intentó desacreditarlas, pero no pudieron refutar la contundencia de las pruebas presentadas.
El decisión fue unánime: Garduño fue declarado culpable de homicidio por comisión por omisión. La justicia había sido hecha y Ana Lorena había cumplido su misión. Pero su trabajo no terminó ahí. Junto con las organizaciones, continuó luchando para que se le impusiera la pena máxima a Garduño y para que se implementaran medidas de prevención para evitar que casos como este vuelvan a ocurrir.
Gracias a su dedicación y su valentía, Ana Lorena logró que la acusación contra Garduño fuera por un delito mayor y no por uno menor como se pretendía. Esto no solo garantizó que se hiciera justicia en este caso en particular, sino que también sentó un precedente rico para futuros casos similares.
Ana Lorena demostró que cuando se lucha por una causa justa, no hay obstáculo que no se pueda superar. Su determinación y su compromiso con la verdad y la justicia son un ejemplo a seguir para todos. Gracias a ella, se hizo justicia y se demostró que todo tiene un fin: avanzar en la investigación para que se haga justicia y se protejan los derechos humanos de todos.