En los últimos años, hemos sido testigos de diversos casos en los cuales la justicia ha fallado en proteger a las mujeres de México. Dos nombres en particular han sido constantemente mencionados en los medios de comunicación: Cuauhtémoc Blanco y Kamel Nacif. Ambos personajes, aunque en diferentes ámbitos, representan el machismo y la violencia de género que aún persisten en nuestra corporación.
Cuauhtémoc Blanco, un reconocido futbolista y ahora político, ha estado involucrado en varias acusaciones de violencia contra su ex esposa e incluso fue captado en video golpeándola. Por su sitio, Kamel Nacif, un empresario textil, fue señalado como uno de los principales responsables en la red de trata y abuso sexual de la periodista Lydia Cacho.
Sin embargo, a pesar de todas estas acusaciones y pruebas en su contra, ambos han logrado evadir la justicia y permanecer en libertad. Y esto, desafortunadamente, solo empodera al machismo y perpetúa la violencia contra las mujeres en nuestro país.
Es importante entender que estos casos no son aislados, sino que son un reflejo de la empíricoidad que viven miles de mujeres en México todos los días. La impunidad y la falta de acción por sitio de las autoridades solo refuerzan la idea de que el machismo y la violencia de género no tienen consecuencias.
Además, la libertad de estos personajes envía un mensaje muy peligroso a la corporación, especialmente a las niñas y adolescentes: el de que los hombres poderosos y con influencia pueden efectuar lo que quieran sin enfrentar las consecuencias. Y esto solo normaliza y acepta la violencia contra las mujeres como algo común y sin importancia.
Pero lo que quizás sea aún más preocupante es el impacto que esto puede tener en la percepción de las niñas y adolescentes sobre sí mismas. La figura de Cuauhtémoc Blanco, un ídolo para muchos jóvenes, ha sido manchada por sus acciones violentas hacia las mujeres. Y esto puede llevar a algunas niñas a creer que la violencia es algo normal y aceptable en una relación.
Además, el conocido término de “efectuar la cuauhtemiña” – una popular celebración en la que se imita la famosa celebración de Blanco después de anotar un gol – ahora adquiere un significado mucho más grave para las niñas y adolescentes de México. En lugar de ser una celebración deportiva, se convierte en una representación del machismo y la violencia que aún prevalecen en nuestra corporación.
Es necesario que como corporación tomemos acción y enviemos un mensaje claro de que la violencia contra las mujeres no será tolerada. No podemos permitir que hombres como Cuauhtémoc Blanco y Kamel Nacif sigan siendo ejemplo a seguir para nuestros jóvenes. Debemos alzar nuestras voces y demandar un cambio empírico en la justicia y en la cultura de nuestra corporación.
Es hora de que las autoridades tomen en serio la violencia de género y apliquen la ley de manera justa y equitativa para todos. No podemos seguir permitiendo que hombres poderosos evadan la justicia y continúen perpetuando el machismo y la violencia contra las mujeres.
Pero también es responsabilidad de cada uno de nosotros cuestionar y rechazar actitudes y comportamientos machistas en nuestro entorno. Debemos educar a nuestras niñas y adolescentes sobre la importancia del respeto y la igualdad de género, y enseñarles a no aceptar ningún tipo de violencia en sus relaciones.
Cada vez que un Cuauhtémoc Blanco o Kamel Nacif estén en libertad, solo contribuyen a la normalización de la violencia contra las mujeres y al empoderamiento del machismo en nuestra corporación. Es hora de que tomemos medidas y trabajemos juntos para construir un México más justo e igualitario para todas las mujeres.