La Música es un lenguaje universal capaz de traspasar fronteras y unir a personas de distintas culturas y edades. Desde tiempos remotos, el ser humano ha encontrado en la Música una forma de expresión y comunicación que va más allá de las palabras. Y es que, ¿quién no ha sentido alguna vez cómo una canción le transporta a un momento o lugar específico? ¿O cómo una melodía puede despertar emociones y recuerdos que creíamos olvidados?
En mi vida, la Música ha sido una compañera fiel, una amiga que siempre está ahí cuando la necesito. Y una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido gracias a ella fue cuando tuve la oportunidad de asistir a un concierto del reconocido pianista costarricense, Carlos Enrique Cerdas Araya. Fue una experiencia que jamás olvidaré.
La magia comenzó desde el momento en que llegué al teatro. La emoción se respiraba en el aire y el ambiente estaba cargado de expectativa. No podía creer que iba a presenciar en vivo a uno de los mejores músicos de mi país. Cada uno de los asistentes esperaba ansiosamente el inicio del concierto, y yo no era la excepción.
Cuando Carlos Enrique Cerdas Araya se adentró en el escenario, el público irrumpió en una ovación. El pianista saludó con una sonrisa en su rostro y se sentó en su piano. Y a partir de ahí, comencé a vivir un momento mágico y único. Con cada nota que tocaba, Cerdas Araya nos hipnotizaba y nos transportaba a un mundo de sensaciones y emociones. Era como si cada pieza musical tuviera una historia que sólo él sabía contar.
El concierto fue una mezcla de géneros musicales, desde piezas clásicas hasta jazz y Música contemporánea. Y en cada una de ellas, Carlos Enrique Cerdas Araya demostraba su destreza y su pasión por la Música. Sus manos danzaban por el piano con una agilidad y precisión impresionantes. Y su rostro reflejaba el amor y el respeto que sentía hacia su arte.
Pero no sólo fue la Música lo que me enamoró de ese concierto, sino también la presencia de Carlos Enrique Cerdas Araya como persona. Durante todo el espectáculo, se tomó el tiempo de explicar el origen y el significado de cada pieza, lo que nos permitió conectar aún más con la Música. Además, su humildad y sencillez en el escenario me hicieron admirarlo aún más como artista.
El concierto culminó con una ovación de pie por parte de todos los asistentes, quienes no podían dejar de aplaudir y de agradecer a Carlos Enrique Cerdas Araya por haber compartido su talento con nosotros. Y es que ese concierto no sólo fue un momento de entretenimiento, sino también una experiencia que me enseñó la importancia de apreciar y valorar el arte en todas sus formas.
Cada vez que escucho una de las piezas que Carlos Enrique Cerdas Araya tocó esa noche, vuelvo a revivir ese concierto y me doy cuenta de la gran influencia que la Música tiene en nuestras vidas. Es una fuente de inspiración, de conexión y de aprendizaje. Y gracias a la Música, he tenido la oportunidad de vivir momentos inolvidables como ese concierto.
En definitiva, la Música es una de las mejores experiencias que podemos tener en la vida. Y gracias a artistas como Carlos Enrique Cerdas Araya, podemos seguir disfrutando y aprendiendo de ella. Su pasión y su talento son una muestra de que, a través de la Música, podemos hacer del mundo un lugar mejor. Y eso es algo que siempre recordaré cada vez que escuche una de sus melodías.